Barcelonnettes En Mexico, Los

El proceso que vio llegar a México, durante el siglo XIX y parte del XX, un flujo continuo de hombres procedentes del recóndito valle francés del Ubaye fue específico, y muy distinto de las masivas inmigraciones coetáneas a los Estados Unidos o a la Argentina. Resulta más paradójico todavía si se recuerda las tentativas fracasadas, en la primera mitad del siglo XIX, para atraer unos inmigrantes « blancos » y católicos, destinados a colonizar las supuestas tierras desocupadas de México, como la desastrosa colonización francesa del Coatzacoalcos (Dieter George Berninger, La inmigración en México (1821-1857), México, Sepsetentas, 1974, p. 69 y ss). 2La bibliografía sobre la aventura de los barcelos es ya abundante, pero el volumen colectivo que aquí presentamos y que toma pie en ella, tiene dos méritos, además de su riqueza informativa y de su homogeneidad –con escasas excepciones. La coordinadora, Leticia Gamboa Ojeda, ella misma autora de estudios anteriores sobre el tema, se propuso combatir los mitos creados por la literatura fundadora –empezando por los escritos de los mismos actores- que, por ejemplo, privilegiaban la representación del « americano » que logró por su esfuerzo acumular una fortuna y regresar a su terruño, para edificar una de esas villas aparatosas que todavía se pueden admirar en el valle del Ubaye. Por otra parte, si bien el Distrito Federal fue el escenario principal de los Barcelonnettes, ella impulsó la investigación sobre su presencia fuera de la capital, dedicando casi la mitad del volumen a unos estudios regionales pioneros. 3Pensamos que el resultado marca una etapa importante en la historiografía sobre los Ubayens. Aparece así que su destino inicial no fue México sino la Luisiana, por la huella que dejó Francia allí, y que sólo el atractivo de la plata mexicana y la coyuntura favorable de la Independencia les hizo cambiar de rumbo. Otro error corregido es la importancia relativa de los Barcelonnettes entre la colonia francesa : nunca fueron mayoría, ni siquiera a fines del siglo XIX, momento en que fue más importante su flujo, aun cuando varios participantes opinan que, si no numérica sí cualitativamente fue esencial su impacto, en parte por su alto nivel educativo. Resulta también que los matrimonios mixtos, con mujeres nacidas en México y de apellidos hispanos, fueron mucho más numerosos de lo que se creía, no impidiendo este hecho la endogamia en las sociedades de barcelos. Dicho esto, cabe señalar que varios de los estudios regionales presentados aquí difícilmente logran distinguir a los Barcelonnettes stricto sensu de sus connacionales, probablemente por insuficiencias de sus fuentes ; pero sin duda las investigaciones futuras profundizarán el tema. 4Otra preocupación de los autores es rescatar la mayoría humilde, llegada en cadenas familiares, muchas veces de tíos /sobrinos, disimulada detrás de la imagen exitosa del puñado de hombres cuyos apellidos se repiten entre los fundadores de los grandes almacenes o de los bancos mexicanos : cuenta uno de ellos, por ejemplo, como en 1956 todavía, lleva sus mercancías por el estado de Durango a lomo de burro y caballo, repitiendo el colportage de sus antepasados (p.307). Así se entiende porque, en sus primeros meses en México, muchos de ellos dormían en el mostrador de las lujosas tiendas que los empleaban, y porque casi todos se quedaban solteros, por lo menos hasta una edad avanzada. Sin embargo, en este caso también la información utilizada dificulta esta orientación, que tal vez nuevos documentos –archivos familiares, correspondencias, diarios íntimos- podrían precisar. 5Esta obra es convincente también en sus propósitos de mostrar que los barcelos no monopolizaban la industria textil –aventajados en esto por los españoles- y también pudieron emprender otras actividades lucrativas en el sector inmobiliario y la banca. Sin embargo es de particular interés el artículo que destaca el papel de los valéians en la modernización del sector textil, producción y comercialización, durante el Porfiriato, como el que estudia la evolución arquitectónica que impulsaron sus tiendas, del « cajón de ropa » en los soportales del siglo XIX a los centros comerciales, pasando por el uso del hierro y el concreto y la introducción de escaparates y escaleras eléctricas. 6Pero tal vez sea el enfoque regional del libro su aporte principal, aun cuando resulta difícil seguirles el rastro a los pocos hombres que se desparramaron en el vasto territorio mexicano ; por eso es más rico de información el que estudia Guadalajara, capital de Jalisco, pero algunos investigadores eluden la dificultad centrando su atención sobre un hombre, Clariond en Monterrey, una familia en Oaxaca, una empresa en Durango o Michoacán, una actividad, la educación en Puebla, el papel estratégico de Tlaxcala, nudo ferroviario. Cabe suponer que su espíritu aventurero sin embargo no llevó a los barcelos hasta los estados sureños aislados. 7Enriquece el libro una rica iconografía eficazmente distribuida entre los distintos textos ; la extraordinaria fotografía que ocupa sus tapas merecería un análisis semiótico : lejos de los retratos de fundadores prósperos y satisfechos que ilustran algunas contribuciones, Jacques Antoine Clariond se ha hecho retratar en Monterrey en 1912, enseñando los grandes baúles de sus mercancías, abiertos unos, cerrados otros, su capital, su pasaporte y su porvenir ; joven y apuesto con su corbata, cuello duro y modesto sombrero de paja, pero arrugado el pantalón, ostenta una expresión casi angustiada, que bien resume las tribulaciones y esperanzas de su comunidad. 8También hay que subrayar la utilidad del importante índice onomástico ; tal vez se podía añadir un índice de las empresas barcelonnettes que permitiría, con el anterior, echar puentes entre las distintas familias y regiones. En cambio, ya que se pedía a los responsables franceses del Valle del Ubaye y de su museo hacerse cargo de la historia de la región y de su emigración, era inútil repetirlas en otros artículos. Lo mismo puede decirse de las bibliografías que acompañan útilmente cada artículo pero podían prescindir de la literatura básica común. 9Señalemos un pequeño error histórico (p. 264) : Paul Reynaud, hijo de un afamado barcelo, no fue « Presidente de Francia durante la Segunda Guerra » mundial, sino Président du Conseil en 1940, hasta que lo cesó e hizo internar el Mariscal Pétain. 1 Cf nuestro artículo, « Le Trait d’Union, periódico francés de la ciudad de México, entre la Refor (...) 10Lejos de agotar el tema, en fin, no es el menor mérito de la obra plantear preguntas y abrir pistas. No queda muy claro, por ejemplo, si antes del Imperio la Intervención francesa fue un beneficio o un problema para los comercios barcelos. Le Trait d’Union, periódico de la colonia francesa, manifestó inquietudes ante ciertas amenazas de boicot (17/4/1862)1. A este respecto sería interesante también estudiar las posibles compras de bienes del clero de los Barcelonnettes –poco numerosos todavía en aquella época- como las que hizo un tal Pedro Cornu en Aguascalientes (p.342). Y tal vez unos trabajos futuros podrían profundizar el papel global de los Ubayens en la economía mexicana, comparándolo con las actividades de otros grupos dinámicos, españoles y alemanes, sirio-libaneses más tarde