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Excurso Y Discurso En Bernal Díaz Del Castillo

Excurso Y Discurso En Bernal Díaz Del Castillo

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La muy conocida crónica Historia verdadera de la conquista de la Nueva España escrita por Bernal Díaz del Castillo adquiere en este libro nuevas dimensiones al ser analizada, por sus cualidades narrativas. En vista de que esta obra, escrita en la década de 1560, no estuvo aislada del conjunto de las obras vigentes en aquel entonces, Jesús Eduardo García se propone analizar cuáles recursos de novelación, a los que Bernal Díaz del Castillo estaba acostumbrado mediante sus lecturas, se presentan en la organización de su texto. Cabe recordar que Díaz del Castillo fue un soldado español que participó en las expediciones y las batallas de la conquista de lo que más tarde se conocería como la Nueva España, junto con muchos otros soldados y algunos capitanes, comandados por Hernán Cortés en la tercera expedición de Cuba a tierra firme. Bernal escribió su obra más de 40 años después de la toma de Tenochtitlan (en 1521), es decir, no fue describiendo los acontecimientos conforme iban sucediendo, y en ella relata los hechos en los que participó desde 1517, los cuales incluyen tres expediciones y decenas de batallas, según él mismo declara. La investigación que dio lugar a este libro sobre la obra de Bernal partió de la siguiente hipótesis: Los textos que comúnmente conocemos como crónicas de Indias, entre los que se encuentra el de Bernal Díaz del Castillo, y los libros de caballerías, como el Amadís de Gaula, se nutren de ciertos modos específicos narrativos predominantes en el siglo XVI, cuya realización depende, en concreto, del tipo de texto para el que van a ser utilizados. A partir de este presupuesto, el libro se organiza en cinco capítulos, precedidos por una introducción y seguidos por un apartado de conclusiones. La lectura de Excurso y discurso... sugiere muy diversas reflexiones, pero aquí sólo se comentan tres aspectos por los cuales resulta de interés. El primero es que en este libro se hace una revisión de algunos de los postulados planteados por los estudios historiográficos y los estudios literarios. De algún modo, esta revisión es en sí un cuestionamiento y una invitación a perfilar nuevas líneas de análisis. Anoto este aspecto como de interés, pues un libro que interroga —y a mi parecer éste lo hace—, que invita a revisar lo ya dicho, lo ya asentado sobre ciertos temas en algunas disciplinas, permite formular nuevas preguntas y avanzar en la construcción de conocimiento. Si me coloco como lectora, considero que una lectura me alimenta más cuando me plantea preguntas y éstas me sugieren reflexiones, que cuando me presenta respuestas categóricas. Identifico entonces al menos tres postulados que el autor del libro se propone revisar y que me parecen importantes. En las primeras páginas, el autor comenta que los especialistas han llamado la atención acerca de la influencia que tuvieron las novelas de caballerías sobre la obra de los cronistas de la conquista de la Nueva España, debido a que en algunos de sus episodios se mencionan pasajes de tales novelas, como Amadís de Gaula, muy divulgada en España a principios del siglo XVI. El autor de Excurso y discurso... sugiere que más que hablar de la influencia de esas novelas sobre las crónicas —como si primero hubieran sido escritas todas las novelas, y después las crónicas hubieran heredado ciertos rasgos— deberíamos hablar de una influencia recíproca, en cuanto ambos géneros se fueron escribiendo simultáneamente durante el siglo XVI, aun cuando las novelas de caballerías surgieron antes: en el siglo XIV y luego tuvieron un auge a finales del XV. Por otro lado, en Excurso y discurso... se señala que, aun cuando la obra de Bernal ha sido considerada como referencia, como fuente histórica, valdría la pena revisar su carácter de crónica u obra historiográfica, pues no se tiene la certeza de que la información presentada sea verídica; por lo tanto, el autor analiza si cierta ficcionalidad no le resta carácter de documento histórico, considerando los criterios de aquella época, de lo que se entendía por historia, entre otras cosas. Al respecto, en el libro se advierte —como ya lo han hecho otros especialistas— que no todo el relato de La historia verdadera... está escrito con la intención de narrar los hechos por el afán mismo de asentar lo que sucedió durante las acciones de conquista, sino que el objetivo principal de Bernal era ser reconocido y que se le asignaran los premios prometidos por la Corona; quería dejar constancia de su participación activa y determinante para lograr la conquista (al igual que la participación de todos los soldados que intervinieron en los hechos). Esto, ante la divulgación de crónicas —como la de Francisco López de Gómara— que resaltaron la figura de Cortés y dejaron sin mención los esfuerzos de los soldados. Considerando este objetivo de Bernal, es posible que su obra —sin perder un estilo historiográfico— tenga un estilo literario susceptible de ser analizado, y que su estructura narrativa adopte recursos retóricos que la hagan una obra más convincente. En tercer lugar, en Excurso y discurso. se sugiere revisar que a la obra de Bernal —y en general, a las crónicas de la conquista— se le hayan atribuido características renacentistas en su estructura, en el modo en que están escritas, en su narrativa, pues desde el punto de vista del autor es posible encontrar características de la narrativa medieval, así como de diversos tipos de obras y de concepciones sobre el mundo de ese periodo. Esas características le son útiles para establecer la relación entre novelas de caballerías y crónicas de la conquista. En este sentido, Jesús Eduardo García considera que en la obra de Díaz del Castillo podemos encontrar elementos del campo retórico narrativo del siglo XVI, el cual se componía no sólo de las preceptivas oficiales, sino también del saber común, constituido, entre otros tipos de texto, por las novelas de caballerías. Su análisis se encamina particularmente hacia la digresión como recurso narrativo. La revisión y la reflexión sobre estas tres cuestiones son algunos de los aspectos que dan sustancia a los primeros capítulos de Excurso y discurso. y que fundamentan el análisis que se hace en el capítulo cinco sobre la estructura narrativa de La historia verdadera de la conquista de la Nueva España. El segundo aspecto de interés de este libro, desde el particular punto de vista de quien esto escribe, es que el análisis de la estructura narrativa de la obra está acompañado de una amplia referencia al contexto histórico-social en el que fue producida. Considerando este contexto, es posible ir más allá de una mirada superficial al comparar diversos géneros y al analizar las estrategias de composición y las estructuras narrativas de una obra. En este caso, al relacionar las novelas de caballerías y las crónicas de la conquista. Aunque en este libro ninguno de los capítulos se titula "contexto histórico-social", éste se va configurando ante nuestros ojos por la inclusión de información en los capítulos dedicados a las crónicas y a las novelas de caballerías, que preceden al capítulo cinco, en el que se hace el análisis específico de la digresión como recurso narrativo. El acercamiento que se hace al siglo XVI, y que remonta al autor —en su análisis— a tiempos anteriores incluso, permite evidenciar la complejidad que encierra el calificar la narrativa de una obra. Al mismo tiempo —pienso— evidencia que una novela o una crónica son producto de su tiempo y que el análisis será más fructífero si se aproxima a esas obras con esa mirada. No es que las novelas hayan influido sobre las crónicas, ni que las crónicas hayan influido sobre las novelas, sino que ambas comparten ciertos rasgos en su estructura literaria porque son producto de una misma época; asimismo expresan la cultura de una sociedad en un momento histórico determinado y señalan lo que en esa sociedad y en esa época se instituyó como verdades sociales, es decir modos de representar al mundo, a los sujetos, a los temas, al otro, al diferente, a la apenas descubierta Nueva España. Expresar modos de pensar el mundo quiere decir proyectar valores, creencias y nociones de lo que es bueno y lo que es malo, de lo que confiere honra, los compromisos con la humanidad, y, en este caso, con Dios y con el rey, la buena conducta, los principios. Estos géneros (crónica y novela) tienen sus peculiaridades literarias, pero también expresan de un modo similar la cultura de la época, contribuyen a reproducirla y a recrearla; denotan los temas y los asuntos que merecen ser tratados, pero también los modos de ser expuestos, organizados y desarrollados, conforme a los modelos literarios que se van instaurando. El desarrollo reciente de la imprenta en esa época sin duda jugó un papel importante como vehículo de culturización y de divulgación de determinados discursos sociales y su escritura. Entonces, para explicar las características narrativas específicas de la obra de Díaz del Castillo, Jesús Eduardo García tiene que identificar y remitirse de manera necesaria al bagaje cultural y literario, particularmente de la España del siglo XVI y sus alrededores, temporales y geográficos. Tiene que hacer esto, porque lo que él busca analizar en el texto de Bernal —su estilo, su tono, el vocabulario con el que se construye y la organización de los temas dentro de él y otras cuestiones técnicas— no necesariamente está a la vista, ni el escritor tuvo que ser consciente de incorporar tales marcas, pues las tenía incorporadas y formaban parte de su cultura, la que había internalizado. Incluso, la relevancia del contexto histórico-social específico se hace patente en Excurso y discurso... cuando Jesús Eduardo discute algunos conceptos (historia, crónica, narrativa) y ubica la noción que de tales se tenía en aquella época, idea diferente a la que actualmente se tiene. El tercer aspecto de interés de Excurso y discurso. —lo que resulta gratamente atractivo— es el modo en que se analizan los diversos recursos literarios, manifestados en la obra de Bernal. Se hace referencia tanto a la recurrencia de diversos tipos de digresión, como a otras fórmulas de corte retórico. Cabe señalar que la digresión es un relato que el autor considera necesario intercalar en el texto principal para describir o explicar algún asunto relacionado con lo que escribe. Hay diversos tipos de digresión, las digresiones narrativas, por ejemplo, son relatos completos que tienen planteamiento, desarrollo y desenlace. En el caso de La historia verdadera. , en las digresiones narrativas que frecuentemente intercala Bernal se detectan recursos novelados. La mirada de Jesús Eduardo García Castillo sobre la obra de Bernal nos permite apreciar otra dimensión por completo distinta a la que obtenemos cuando nos acercamos a ella sólo buscando determinado dato histórico. Los recursos literarios que Díaz del Castillo emplea hacen de su obra un discurso elocuente, convincente, organizado, entretenido, en el que los "curiosos lectores" (como Bernal llama con frecuencia a sus interlocutores) son interpelados de múltiples y efectivas maneras; no sólo con fórmulas de cortesía, sino también echando mano de la literatura popular, haciendo referencias a romances, poemas y presagios que supone que los lectores reconocerán sin necesidad de mayor explicación, haciendo alusión a pasajes que con seguridad les serán familiares. El relato de Bernal está cargado, además, de intrigas, disputas, derrotas, triunfos, situaciones chuscas, conspiraciones, decepciones, sorpresas, muertes, aventuras sin fin que se van tejiendo a lo largo de sus 214 capítulos, sin perder el objetivo de convencer al lector de la seriedad de la descripción y de la veracidad de lo que se relata, y al mismo tiempo que su persona va creciendo ante nuestra mirada. En el análisis de la estructura de la obra de Díaz del Castillo, Jesús Eduardo García identifica una serie de características de la narrativa medieval; también encuentra rasgos más propios de la prosa novelesca que de la histórica, principalmente en las digresiones narrativas. En el libro se diseccionan fórmulas, figuras del lenguaje, modos de organizar y de armar el relato, de darle unidad, de plantear las entradas y las salidas de un capítulo a otro y de una aventura a otra, y las idas y venidas en el tiempo y en la geografía, de tal modo que nos permite ir descubriendo con cierto goce los entretelones de la narrativa de Bernal. Así entonces, Excurso y discurso. es una obra que seguramente interesará a especialistas en la materia, pues tiene rigor y profundidad, aunque también puede interesar a no especialistas, a personas interesadas en la historia y la literatura, pues el tema lo permite y el modo en que está escrita también.
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