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Antonio Pompa Y Pompa : Un Ilustre Guanajuatense (1904-1994)

Antonio Pompa Y Pompa : Un Ilustre Guanajuatense (1904-1994)

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ANTONIO POMPA Y POMPA Nació en la ciudad de Guanajuato, el 12 de junio de 1904. Murió en la ciudad de México el 20 de febrero de 1994. Historiador, periodista, promotor activísimo de congresos, conferencias, mesas redondas. Una de las mentes más ágiles y mordaces de nuestra época. Chispeante conversador. Dirigió la Biblioteca Central del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Empleó diversos seudónimos como periodista, entre ellos: Próspero Miró, Chismográfo, y otros más. Escribió: Álbum del IV Centenario Guadalupano (1938), el cual fue reeditado con otro nombre en 1967; Breve noticia histórica acercll de la Imagen de Nuestra Señora de Guanajuato (1937); El Instituto Nacional de Antropología e Historia. Su contribución a la bibliografía nacional (1963); Homenaje póstumo, semblanza de Pío XI (1939). Coautor en La reforma en Jalisco (1961), y editor de Documentos sobre la Reforma en México, 2 v. (1960); El Despertador Americano (1964); Los procesos de Hidalgo (1963); Documentos y archivo de Aquiles Serdán (1963); Correspondencia del General Zaragoza y del General Mejía (1962); y cientos de artículos en las publicaciones periódicas: Novedades, Excélsior, El Universal, El Dictamen de Veracruz, Anales del Museo Nacional de Antropología e Historia, Memorias de la Academia Nacional de Ciencias Antonio Alzate, Boletín del INAH. Con Pablo Herrera Carrillo editó El movimiento Histórico en México. Fuente: Antonio Pompa y Pompa. "El Bajío y la significación de su gran frontera", en Memorias y Revista de la Academia Nacional de Cieneias, México, Antigua Sociedad Científica Antonio Alzate, t. LIX, núm. 3-4, 1964, p. 419-444. EL BAJIO El estudio de la reg10n de El Bajío es una gran cuestión que se nos presenta para entender la evolución histórica de México, dado que en esta extensa y singular área se han gestado y operado acontecimientos que son clave en el proceso histórico de la Nación mexicana. Mas la extensa zona de El Bajío, considerada dentro de las regiones desérticas o semidesérticas de México, sólo lo es en cuanto a algunos de los lomeríos circundantes que la demárcan y que le han impuesto una tónica de frontera, pues no pueden ser determinadas así las extensas planicies o tierras ha jas un tanto lacustres, irrigadas además por los que fueron en otro tie~po caudalosos LECTURAS HISTORICAS MEXICANAS 521 ríos, como el Padre Lerma., el Turbio y el La ja, con afluentes menores, como tampoco buena parte de la frontera sur formada por la cordillera neovolcánica, cuyo régimen de humedad le da peculiar característica. · Para entender a esta singular y excepcional región de México es indispensable tener una Concepción geomorfológica del área El Bajío cubre una extensión que limitan al norte y noreste la Sierra de Guanajuato, continuando al este la Sierra Gorda y la Sierra de Agustinos; al sur la Cordillera N eovolcánica y :11 oeste la región de Los Altos: Sierras de Arandas y de Tepatitlán; la región pertenece a la Altiplanicie meridional, cuyo origen está ligado a la orogénesis de las serranías que la circundan por lo que su elevación se inició, afirma Jorge L. Tamayo, desde fines del cretásico por los plegamientos, efecto de presiones del oriente, y las corrientes de lava, resultado de la actividad volcánica en la Sierra Madre Occidental y la Cordillera N eovolcánica. Recibió materiales de las series eruptivas del cenozoico (intrusivas y extrusivas) y posteriores (extrusivas volcánicas) ; de esta suerte, en muchos aspectos el relieve actual es relativamente reciente. La apariencia general de la región a la cual pertenece El Bajío muestra una sucesión de llanuras a distintos niveles, limitados por nervaduras volcánicas que forman una superficie inclinada hacia el norte. El parteaguas transversal que limita las dos altiplanicies se prolonga hasta encontrar la Cordillera Neovolcánica y comprende las Sierras de San Pe.dro ( Aguascalientes) , de Guana juato, Sierra Gorda (Hidalgo), de los Agustinos y Monte Alto (México) ; divide la región en dos zonas bien caracterizadas: la poniente con desagüe general en el sistema LermaSantiago y la oriental con el Río Pánuco. El doctor Bibiano F. Osorio Tafall ha demostrado que este parteaguas, por su bajo relieve en relación con los terrenos vecinos, ha sufrido una erosión tal, que se han operado en él importantes cambios. Antes la parte del plan de San Juan del Río, que hoy afluye al Pánuco, alimentaba la cuenca del río Lerma. Por la influencia de los factores volcánicos, en el suroeste se presentan algunas pequeñas cuencas endorreicas que des- 522 ERNESTO DE LA TORRE aguan en las lagunas maduras, en la mayor parte de los casos, como Pátzcuaro, Cuitzeo y Sirahuén. En general, la altiplanicie meridional a la que pertenece El Bajío, muestra una amplia red hidrológica poco caudalosa, pero que actúa como eficaz agente erosivo, asegura Tamayo, lo que ha formado la sucesión de valles que partiendo desde el de Toluca (2,300 m. de altura media), se continúa con la región del Bajío (1,600 m.); el valle del Río Tula (2,000 m.) y el valle de San Juan del Río (2,000 m.) Las unidades orogénicas más generalizadas son las llanuras fluviales y lacustres, algunas llanuras loéssicas, conos volcáni· cos, mesetas y llanuras de lava. Se ubica el Altiplano meridional en los estados de Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro y Distrito Federal, parte de Zacatecas, Jalisco, Michoacán e Hidalgo. Después de estas breves consideraciones, podemos concluir que la composición geomorfológica del área de El Bajío le da una peculiaridad en demasía interesante dentro de la zona me· soamericana, propicia para el desarrollo de múltiples fenómenos dentro de la historia natural y de la historia humana. El Bajw como unidad ecológica Los recursos del clima y del suelo lacustre en la extensa región de El Bajío, le dan una categoría muy destacada desde antiguo como región agrícola, pues desde tiempos remotos esta zona privilegiada de Mesoamérica ha contado con una irrigación natural fecundante que le han proporcionado el Río Lerma y sus dos poderosos afluentes, Río Laja y Río Turbio, con otros de menor importancia; ello ha dado a esta región las CJiracterísticas de una auténtica Mesopotamia. La conformación de la enorme cuenca que es El Bajío, ha dado extensas zonas de cultivo irrigadas abundantemente y bajo un régimen climático favorable, aun cuando con algunos desplazamientos hacia el norte en la secuencia de la evolución temporal, mas siempre conservando su gran categoría de zona fértil que la hizo y ha seguido haciendo propicia para un placentero habitat del hombre; ello explica su significación dentro de la economía de los pueblos prehispánicos ; de la estupenda colonización estanciera-ganadera y agrícola en la etapa de la dominación española, que sostuvo el desarrollo minero de Guanajuato y Zacatecas y la gran riqueza en la decoración arquitectónica y ornamental de los siglos XVII y XVIII LECTURAS HISTORICAS MEXICANAS 523 dentro de los lineamientos del barroco mexicano estípite; y después los grandes movimientos de la emancipación mexica· na: Independencia, Reforma y Revolución. Es de concluir, pues, que la región de El Bajío, desde la llamada Puerta de Tierra adentro de San Juan del Río hasta la ciudad de León y luego en intrusión suroeste que sigue hasta Lagos de Moreno, constituye una región de tierras de las llamadas "de pan llevar", propicia para una manifestación franca y definida de una cultura agrícola y por ende sedentaria. El Bajío como unidad histórica Bajo los supuestos en los parágrafos anteriores, bien puede colegirse a la región de El Bajío como una zona singular, propicia al desarrollo bien marcado del fenómeno humano dentro de lineamientos de categoría y unidad. Por ello, y dentro de una gran hipótesis, hemos sostenido desde antes del año 1940, que El Bajío, dentro de la evolución Histórica de México, tiene un significado muy peculiar y trascendente. Si aceptamos como premisa que el hombre no es autóctono de América y por ende de esta región, deberemos aceptarle como inmigrante, y desde luego procediendo como cualquier hombre procedería lógicamente siguiendo un camino natural que le pem¡itiera con relativa libertad la secuencia de su aventura. Hemos sostenido de palabra y por escrito nuestra hipótesis de una posible múltiple inmigración al macizo continental americano por todas sus fronteras, terrestres y marítimas, del norte y del sur, del este y del oeste; y en el caso particular que nos ocupa, por el oeste, ya sea en una prolongada peregrinación desde el estrecho de Bering, o utilizando el Kuro Siwo o corriente negra del Japón, o bien por la corriente norecuatorial, o la media ecuatorial del Océ.ano Pacífico; sea de ello lo que hubiere sido y que ya Pablo Martínez del Río, Paul Rivet, la Escuela de Viena, Gordon Ekholm, Miguel Covarrubias y otros investigadores se han encargado y encargan de estudiar, es sugerible que la entrada de los pobladores primitivos a la región de El Bajío, procede de la zona costera del Pacífico. 524 ERNESTO DE LA TORRE El concepto de frontera Constituye la frontera topográfica de El Bajío la continua sucesión de colinas y cerros que forman la Sierra de Guanajuato que se une al este eon la Sierra Gorda, dejando algunos pequeños cañones ; al sur la sierra neovolcánica y al oeste. como ya habíamos dicho, las sierras de Arandas y de Tepatitlán; este sistema montañoso conforma a la región de El Bajío y le da un límite no sólo determinante para su ecología, sino para la expresión cultural de sus habitantes. Es pues la frontera topográfica de El Bajío el marco donde una comunidad humana, desde antiguo, constituyó a un tipo somático y cultural de un singular mestizaje que trajo como consecuencia a un tipo característico que se ha ido convirtiendo en simbiosis de lo mexicano. Admitiendo la inmigración humana por la Cuenca del Santiago-Lerma de grupos cazadores-recolectores, hasta los márgenes del mar Chapálico y de allí al Bajío, tendremos que eonvenir en que, de cazadores-recolectores se transformaron en agricultores, lugar en donde, por la ecología, tuvieron G.Ue perfeccionar sus sistemas, primero dentro de la revolución neolítica y después dentro de la revolución urbana. Y a aposentado un pueblo agrícola, si nos remontamos a época prehistórica hallaremos que circundaba El Bajío un buen número de hombres, nómadas, cazadores-recolectores, que habitaban en las serranías y que al darse cuenta de la existencia de un grupo agrícola, con una economía superior a la de ellos, lucharían por satisfacer la privación que su statu económico les daba; de allí nace, seguramente, la lucha de frontera que debe haberse operado en las épocas remotas de la prehistoria y de la protohistoria, lucha que siguió reflejándose durante la era histórica prehispánica, la dominación española y tiempo muy posterior. De esta lucha secular parte seguramente el mestizaje con grupos humanos que vinieron del sur y que sugiere la lingüística respecto a Michoacán, con otros que vinieron del norte, con los que pudieron venir de la región del Golfo y segura· mente de nuevas inmigraciones del oeste; todo ello nos lleva a concebir la formación de un gfupo humano por demás heterogéneo, mestizo, y sillar del mestizaje tan característico en El Bajío, que lleva a poner los cimientos de una nacionalidad y a crear una corriente de pensamiento propio como germen LECTUHAS HISTOHJCAS MEXICANAS 525 de la rnexicanidad. Es decir, después de lo dicho, podernos concluir que la frontera topográfica nos da también una frontera cultural, que impone tónica a la evolución histórica del Ba iío. Si pensarnos en un deslinde de expresiones, de estratos, dentro de un riguroso análisis, tendremos que pensar en la frontera; la frontera fue dando, quizás, dentro de una expresión bravía, una experiencia, un aporte, una observación que el sedentario, o había perdido, o no la había adquirido; y corno suponernos que hubo inmigraciones de diversas latitudes~ admitiremos que cada una de ellas dejó sus estratos en ese crisol donde hubo una comunión de expresiones de diversos horizontes culturales. No es esta la ocasión ni la circunstancia propicia para hacer un riguroso deslinde, ni la investigación, ni el tiempo nos lo han permitido, por ello tan sólo nos limitarnos a enunciar, a señalar este mecanismo fundamental y básico para entender los orígenes del mestizaje, más que somático, cultural, de El Bajío. La frontera topográfica de El Bajío es, por su circunstancia, la que da tónica a la frontera cultural de El Bajío en una larga época de la historia; en ese estadio de frontera es donde hay flujo y reflujo de estratos culturales, primero de cazadoresrecolectores con quienes tenían un horizonte agrícola; después agricultores de El Bajío con agricultores de las zonas rnichoacanas; más tarde ese flujo y reflujo en una ancha faja de frontera, se intercultura entre estancieros de El Bajío, ya en la dominación española, con indígenas nómadas de las sierras Gorda y de Guanajuato y esa interculturación, ese ir y venir de manifestaciones culturales, de pueblos diversos y distintos, fueron uniéndose en una amplísima concreción en el enorme crisol de El Bajío; así se explica que pasados los años, se diga que los abuelos de los abuelos de los abuelos hayan puesto el principio de un horizonte nuevo, mestizo, integrado con la experiencia de muchos, para dar una fisonomía, un perfil a un grupo humano cuya tipología somática y cultural destacó de entre sus vecinos. Todas estas circunstancias tornadas en el sentido de Ortega y Gasset, nos dan una clara visión de El Bajío corno lugar propicio para perfilar a un tipo nuevo que sintetizó y sigue sintetizando, corno aún lo vernos entre El Bajío y los Altos de Jalisco, múltiples expresiones culturales de diversos ámbitos. Ello nos lleva a concluir que El Bajío es 526 ERNESTO DE LA TORRE Forja del mestizo Desde la llegada de los primeros pobladores de El Bajío hasta la dominación española en esa región, pasaron muchos siglos y en todos ellos fue manifiesto el fluir y refluir de su frontera, haciendo con la suma de contribuciones y de experiencias locales un nuevo tipo cultural y somático, y ese mestiza je iniciado desde la época prehistórica siguió dando tónica y sigue dándola hasta nuestros días, haciendo al tipo mestizo por antonomasia; ello explica las reacciones que ha encontrado el investigador de las gentes de El Bajío, reacciones que le hacen singular dentro del devenir de México por sus actitudes que le distinguen accidentalmente del consorcio general del mexicano, pero que le constituyen aglutinante de la esencia que hace lo mexicano. Es que El Bajío es la forja del mestizo, y el mestizo es la piedra sillar del mexicano. Como un corolario de lo anterior, concluiremos que la génesis y proyección de su dinámica parte de esa conjunción de valores que reconcentraron en las gentes que en diferentes épocas, de la prehistórica a la actual, han habitado en esa región, donde la naturaleza variada y variable del inmigrante y la naturaleza variada y variable de su medio, le han impreso esa dinámica que parte desde las primeras etapas en que se inició su conformación. Esa comunidad variada y variable, esa tónica cosmopolita que desde antiguo dio fisonomía a esas gentes, hizo que por su variabilidad, su multiplicidad de horizontes a semejanza de una Babel americana, produjera una eclosión que se proyectó en lo posterior, no sólo en los valles centrales de México, sino en las regiones del Norte, del Sur y del Occidente, fue una especie de rosa de los vientos que provocó la extraordinaria Diáspora Sugestiva y sugerente ha sido para los investigadores la cuestión de la diáspora; múltiples han sido las interpretaciones que se han dado, ya que muchos creían que la peregrinación nahua había venido del Norte, mas los juicios de Orozco y Berra y de otros posteriores investigadores llevan a robustecer los criterios acerca de que esa diáspora se originó en El Bajío. En el año 1959 sostuvo este punto de vista en la Mesa Re- LECTURAS HISTORICAS MEXICANAS 527 donda de Historia que se ·uevó a cabo en la ciudad de Guadalajara, Jal., hipótesis que antes había expuesto en las co· lumnas de El Nacional de la ciudad de México, y más antes en conferencias en la Academia Nacional de Ciencias y en la Escuela Preparatoria de León, Gto. Recientemente el doctor Paul Kirchhoff, en el Anuario de Historia publicado por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, publicó un interesante estudio afín que tituló: "¿Se puede localizar Aztlán ?", en que hace un análisis metódico y crítico de diversas fuentes que enfocan precisamente a localizar el famoso Aztlán en la región de El Bajío, muy próximo al cerro de Culiacán y al río Lerma. Poder localizar Aztlán significaría no sólo aclarar una de las incógnitas más sensibles de la historia prehispánica del país, nos dice el doctor Kirchhoff, cómo también hacer una aportación importante al problema de hasta qué grado son dignas de confianza las tradiciones indígenas mexicanas en general, y más adelante afirma que cree poder mostrar que en estas mismas tradiciones existen los datos necesarios para dar una contestación positiva a esta pregunta. Así va analizando, apoyado en: Historia de los Mexicarws por sus Pinturas, Códice Chimalpopoca, Crónica Mexicayotl, Memorial breve acerca de la fundación de la ciudad de Cul,huacán; igualmente utiliza la descripción de Querétaro de Remando de Vargas, el Códice Azcatitlan, los Anales de Tlatelolco, la Historia Tolteca-Chichimeca, el Codex Mexicanus 23-24 y la Historia de Tl.axcal,a de Diego Muñoz Camargo. Después de un estudio minucioso, paso a paso, localizando pueblos y analizando circunstancias, fija una ruta bastante precisa de la migración mexicana; Culiacán, Chicomoztoc, San Pedro Tenango; lo que él supone Aca (h) hualtzinco, Coatepec, Tula y Chapultepec. El estudio del doctor Kirchhoff es de un grande valor crítico y ayudará con la intervención del arqueólogo a la localización evidente de este misterioso lugar· que algunos autores, entre ellos Orozco y Berra, fijaron próximo al río Lerma en la región de El Bajío; de este lugar, en una época que indica la Historia antigua, salieron los grupos que poblaron los valles centrales de México, seguramente los que de allí fueron a la Huasteca, los que del mismo lugar deben haber salido a la 528 ERNESTO DE LA TORRE zona de Michoacán como lo indica la Historia de Tlaxca/,a de Diego Muñoz Camargo. La identificación del famoso Colhuacan que figura no sólo en la Historia antigua de los mexica, sino en la de muchas otras tribus, con el actual Culiacán en el estado de Guanajuato, recibe su plena identificación en el estudio hecho recientemente por el doctor Kirchhoff. Una de las fuentes principales, la Historia Tolteca-Chichimeca, proporciona el itine· rario detallado del regreso de unos jefes, ya señores de Cholula, cuando volvieron a su patria, con el fin de llevar tropas auxiliares en la lucha contra los olmecas, y así también apa· rece en la Relación de Tepeaca, concordancia en este itinerario de los jefes Tolteca-Chichimeca. en relación con el Chicomoztoc y con el Culiacán de El Bajío. En consecuencia, la Historia Tolteca-Chichimeca, la Tira de la Peregrinación y seguramente el Lienzo de J ucutacato están acordes y concordes en la confirmación de esta proposición. Dada la importancia histórica de El Bajío y su trascendencia, así como la significación de su gran frontera, es pertinente profundizar en el estudio que enfoque a esta área con el fin de obtener una mayor certidumbre, un nuevo avance: en la información y juicios acerca de la cuestión etno-histórica que entrañan El Bajío y su gran frontera, en los orígenes de la mexicanidad.
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